"La madre de todos los picantes" - Panza.
Epsa Music - 2010.-
El nuevo trabajo de Panza tiene muchas aristas para explorar. En principio hay que destacar la iniciativa del grupo para convocar a fans y mecenas a anticipar el costo del disco y financiar la producción. Esto lo hizo hace ya muchos años la mítica revista
Esculpiendo Milagros quien invitó a sus lectores a hacer una contribución económica para sostener la publicación. Hice mi depósito bancario oportunamente pero, lamentablemente, no fuimos suficientes para llegar a buen puerto. En este caso el éxito es evidente. Tal es así que Panza se dio el gusto de editar un disco triple con un nivel de producción gráfica en diseño, contenidos y calidad de materiales dignos de una edición de lujo del primer mundo. Está claro que todo el dinero recaudado fue a parar al disco, lo que dignifica al extremo la política de Panza. Una idea para imitar. Sólo pido que para la próxima vez me avisen. Hubiese sido, con enorme gusto, un aportante anticipado más.-
Hay que destacar también la organización de la obra: dividida en tres partes, La Madre de Todos los Picantes cuenta con
Caramelo, Pomelo y Ají, los tres discos que la conforman.-
Como ellos mismos indican en el imperdible booklet (pleno de humor sarcástico en el que incluyen entre otras cosas una guía para hacer un comentario del disco) Caramelo es el "más Panza" de todos. Como siempre cuentan con una voz de un caudal y una intensidad expresiva de excepción, a lo que hay que sumar un catálogo de recursos de guitarras punzantes como hasta ahora no les había escuchado. Con dos pilares de semejante porte hay que decir que Caramelo (y debo incluir a Pomelo también, aunque algo más oscuro, retorcido y sosegado) son trabajos de gran factura en los que melodías, instrumentación y emociones se alinean y combinan en absoluta armonía sin resignar un solo watt de potencia. La teatralidad de la voz de Bianchini es extraordinaria, al punto de dar la impresión de estar verdaderamente deseperada cuando en "Electroshock" canta
"no se que hacer con esta sensación". Un aire épico, a veces cerca del heavy, envuelve a las canciones de Panza y definen su personalidad y carácter alcanzando, en las dos primeras partes del tríptico, un alto nivel de composición e interpretación.-
Pero la tercera... La tercer parte es la que podría no haber estado y las cosas no se modificaban. Si bien es elogiable que artistas de trayectoria, maduros e inquietos en su obra, puedan dar lugar a una producción entre lúdica y catártica creo que los resultados son discutibles. Me pasa con este disco lo mismo que me pasó con "Kid A" de Radiohead: ¿qué necesidad hay que una banda con los pergaminos y capacidades que nos ocupan abandone sus mejores armas y se entregue al tedio y la improvisación descontrolada? Claro que suena mucho más corrrecto y sabio hablar de "improvisaciones", "free jazz", "experimentaciones" y otros menesteres conceptuales que no hacen más que esconder los signos de interrogación que Ají genera. Esta postura opuesta a la de muchos otros reseñadores me pondrá en un lugar reprochable, pero prefiero expresar mis sentimientos sinceramente a pasar por intelectual iluminado. Cabe también la posibilidad que no entienda el contenido de la propuesta o no esté preparado. ¿Entender qué? ¿estar preparado para qué? ¿acaso no es la música un vehiculo de sentimientos en constante ida y vuelta entre artista y receptor?.-
De todas formas esto no me apea de lo dicho anteriormente, por el contrario me parece que Panza puede hacer lo que le parezca y proponer nuevas recetas, sobre todo cuando ha sabido entregar en dosis generosas el mejor de sus banquetes. Me prendo a Caramelo y Pomelo con fruición. El Ají lo dejo para los más valientes. Igual quedo más que satisfecho con la parte dulce.-
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