viernes, 18 de mayo de 2018

Parte de la movida.

Más o menos bien. El indie argentino en el rock post Cromañón. - Nicolás Igarzábal.-
Edición: Gourmet Musical, 2018.-

Un libro con ese título no podía estar ausente en los comentarios de este reseñador. Nicolás Igarzábal ha tenido inquietudes musicales muy parecidas a las que tenemos todos los que andamos por este baldío digital en formato blog y él las documentó en un libro que es, para mí, de lectura indispensable y que me despertó gran expectativa al instante de enterarme de su edición. Poder tener una publicación de este tipo es una batalla ganada.-
El autor no hace (y lo celebro) una historia o efemérides del rock independiente en el país sino que efectúa su propio recorte guiado por dos de las bandas más convocantes de la actualidad: El Mató a un Policía Motorizado y Los Espíritus. Alrededor de ellos hace orbitar a muchas otras propuestas (todas o casi todas reseñadas en este blog y varias ganadoras del premio) para conformar un cúmulo de testimonios de boca de los propios protagonistas. Las bandas elegidas no son de la camada de los pioneros sino que ya hacen pie sobre los sólidos cimientos que varios héroes con traje de perdedores pero corazón de hierro nos legaron. Así aparecen las historias, las motivaciones y las ideas de los músicos que son parte de este movimiento indie. La lectura es muy fluida y no hay un hilo conductor que marque un camino. Entre tantas frases y testimonios vale la pena rescatar una genialidad de Maxi Prietto para definir a su banda y condensar el innegable espíritu lúdico que no reniega de lo profesional: "somos un equipo que trabaja seriamente para que esto no se convierta en algo serio".-
Capítulos con nombres que refieren a anécdotas se suceden en una amable conversación coral que deja muchos conceptos y posturas que permitirán al lector hacer su propio camino para obtener su conclusión personal o, al menos, conocer a sus agrupaciones predilectas más de cerca.-
Lo que no encontré en el trabajo es una postura personal del autor que permita conocer su opinión personal acerca del valor de esta movida que, como dice Alfredo Rosso, autor del prólogo, constituye parte de una época de oro del rock argentino. Y es que creo que aquellos que nos involucramos en este movimiento de una u otra forma debemos tomar posición no solo desde la mirada estética y emocional sino también desde la valoración conceptual y establecer cuál es el lugar que a la movida independiente le cabe en el rock argentino. El libro valora el hecho que haya frondosas ideas e incontables emociones en bandas que hacen su música por el simple pero gigantesco hecho de hacerla para mostrárselo al mundo sin pedir nada a cambio. Y no digo que haya buenas o malas o mejores y peores. Creo que hay una camada enorme de bandas independientes que desde hace más de veinte años son clasificadas al borde de lo peyorativo y, sin embargo, son el motor creativo que sigue alimentando casi en soledad al rock hecho en el país. Ser "independiente", o "indie", o "emergente" parece quedar confinado a la ignominia y al margen de lo que sería el rock. Y para muchos eso es el rock. Queda claro que es la forma del autor de afrontarlo y de contarlo ofreciendo una detallada huella de parte de la cultura rock de nuestro país pero sin polemizar ni insertar al fenómeno en términos cualitativos en el mapa de la cultura rock de nuestro país. Y acá creo que es donde Igarzabal no cumple con lo que yo esperaba y deseaba durante la lectura de su libro. El rock indie es como un chiste de la historia, el hermano descarriado al que no se puede tomar demasiado en serio porque para seriedad ya hay próceres y alcurnia y estos pibes que desafinan y carecen de todo glamour jamás lo serán.-
Esperaba una conclusión de su parte con una profundidad conceptual a la que no quiso llegar aunque estoy segurísimo que la tiene. Porque el rock argentino independiente conoce su historia pero está flaco de defensores.-

martes, 15 de mayo de 2018

Entregamos (vagueando) a uno de los ganadores del 2017.-

Ya está más que claro que este 2018 viene muy relajado para el Premio Mr. E. No se exactamente cuáles son las razones pero después de diez años las cosas se ponen un poco arenosas y vale la pena disminuir la marcha. De todas formas las entregas de los premios hay que hacerlas. Los compromisos ya están asumidos y hay que cumplirlos con enorme placer. (De hecho estoy en deuda con Los Reyes del Falsete, ganadores del Premio Mr. E 2016 que aún no recibieron su merecido sobre).-
El fin de semana del 29 y 30 de abril pasados los maravillosos Usted Señálemelo estuvieron en Mar del Plata en el excelente espacio del Club TRI y la dejaron chiquita. Los tipos son una banda increíble y en vivo ratifican la potencia de su disco ganador "II". Además son muy buenos chicos que ostentan muy buena predisposición y un humor mendocino agudo e inteligente. Los pibes exudan talento y carisma y el público se los agradece a cada instante.-
Por primera vez entregamos un premio en Mar del Plata. Siempre hemos viajado para hacer las ceremonias en las salas de ensayo (exceptuando a 107 Faunos) pero esta vez la jugamos medio de vagos y aprovechamos la visita. Quedará para una nueva movida a Mardel el asado del que también son acreedores en la guarida de Mr. E.-
Queda pendiente también la entrega al otro ganador de la décima edición: El Estrellero. Pero esa es otra historia que se concretará en breve.-
Esta vez no hubo show privado (igual los vi en vivo, naturalmente) ni volaron los billetes. El Premio Mr. E está cambiando. Pero el juego sigue.-
Muchas gracias a todos.-