Algunas compañías grabadoras, algunos músicos, algunas empresas de venta de música, algunos críticos y algunos periodistas han anunciado hace ya varios años la muerte del disco. Habría que ver de qué hablan cuando lo dicen. Un disco puede ser un cd, un vinilo, todo eso junto, un archivo de bits. En realidad un disco es un mal término argentinizado. Me gusta la idea anglo del “álbum”, es decir una colección acotada de elementos (en este caso canciones, pero podrían ser fotos o figuritas) con una contención física (la tapa, el sobre, la caja) y una contención conceptual unitaria (figuritas de fútbol, fotos de las vacaciones de invierno o canciones de un artista cualquiera). Defino entonces así el concepto de álbum (lo que siempre llamamos disco y cualquier nabo te dice ahora: “¡qué antiguo, dice disco! ¡se dice “ci di”! limitando la idea del disco al vinilo).
Distinto es el tema del soporte. El álbum puede ser, como ya dijimos, un cd, un vinilo, un cassette, un diskette, un pen drive o, por que no, un concierto en vivo (una especie de álbum único e irrepetible sin contención física). El soporte es el medio por el cual accederemos a las canciones y, en verdad, poco importa desde el punto de vista artístico. El álbum es el álbum más allá de dónde esté contenido y de la calidad del audio. De hecho hace unos años los álbumes se editaban en distintos formatos simultáneos (cd, vinilo y cinta en cassette) para que cada consumidor accediera al que más le gustaba o usaba.
Pero ese concepto de álbum como un puñado de canciones es el que no se ha perdido y no creo que se pierda a pesar de algunos experimentos aislados como tanteando en la oscuridad nuevas opciones de distribución comercial. Es cierto que las nuevas generaciones son más proclives a descomponer los álbumes en canciones unitarias y servirse solo de las que les gusta. ¡Pero eso ya se hacía antes con los cassettes de cinta! Los jovatos comprenderán lo que digo y recordarán que compilaban lo mejor de varios álbumes en un TDK de 60 minutos para ahorrar guita o para evitar escuchar canciones que no interesaban. ¡Siempre hubo y siempre habrá gente a la que no le interesa la música y elige solo las canciones que quiere para la banda de sonido de su vida gris!
Los artistas siguen pensando en grabar un disco, los periodistas comentan y critican discos, los fanáticos esperamos discos de nuestros artistas favoritos, las disquerías venden discos y todo sigue girando alrededor del disco (o mejor dicho del álbum). Esa idea, ese concepto, no se han perdido y siguen tan vivos como los pájaros. Hay nuevos comportamientos de los consumidores de música, nuevas tecnologías, nuevos posicionamientos comerciales de los protagonistas del negocio, nuevos problemas para los artistas pero si hay algo que no es nuevo es el concepto de álbum que, a mi juicio, sigue tan vigente como siempre.
Por lo tanto
“El disco como concepto no ha muerto y lejos está de morir.”
Y agrega: larga vida al disco (¡al álbum!) y olvidemos la discusión absurda del vinilo versus el cd.
Hola Mr. E (ya es hora de que me digas tu nombre verdadero, ja): Coincido con tus máximas. Creo que el álbum como concepto sigue vigente, por más que vayan cambiando los soportes técnicos.
ResponderEliminarSin embargo, creo que el MP3 y el CDR han hecho proliferar más los EPs que los discos full. Editar un CD (original) es muy costoso, entonces los músicos tratan de que entren por lo menos diez o doce temas, como mínimo, para aprovechar el espacio al máximo.
En cambio, ahora, que uno puede editar el disco en MP3 y subirlo a internet, no es tan imperiosa la necesidad de editar un disco full. Se pueden subir 3 canciones o cien, y eso me parece fantástico.
Abz.
Pd: hago lobby para una cuarta máxima: el "factor tiempo". Por más que un músico toque la guitarra hace 20 años, eso no garantiza calidad. Las sillas del Colón están ahí hace más de 100 años, y todavía no aprendieron a tocar el violín.
Coincido Mr. E, larga vida al disco
ResponderEliminarMariano