El Revistón.Escupiendo Milagros fue una revista que, por lo menos para mí, se convirtió en un mito. Fechado en el mes de mayo de 1992 su primer número fue para los melómanos del rock un regalo del cielo ya que permitía conocer música que de otra manera resultaba muy difícil de encontrar. Tengan en cuenta ustedes que internet no existía y que las publicaciones de rock digamos tradicionales no le entraban ni de cerca al menú que, como ejemplo, el primer número traía en la tapa y abarcaba las propuestas independientes extranjeras y la incipiente movida argentina. La lista de redactores y colaboradores era distinguida por su erudición y calidad: Marcelo Aguirre, Pablo Azcoága, Emilio Bernini, Esteban Bitesnik, Norberto Cambiasso, Daniel Flores, Ernesto Martelli y Alfredo Sainz conformaban el dream team que completaban como colaboradores el gran Alfredo Rosso ("de Disquería Fénix", que estaba en la Bond Street) y la resistente Disquería Rock´n Freud que todavía está al lado del Alto Palermo haciendo escuela.-
Con el tiempo debieron por alguna dificultad legal cambiarle el nombre y pasó a llamarse Esculpiendo Milagros, pero el agregado de la "ele" no bajó nunca su calidad. En la primavera de 1998 salió el décimo quinto y último número con Kraftewerk en la tapa y una carta de este humilde escriba en el correo de lectores. Ya en el número catorce se pedía a los seguidores que colaboraran con veinte pesos para ayudar a solventar la edición. Hice el depósito bancario solicitado pero evidentemente la tan mentada solidaridad argentina no estuvo presente ya que la revista como había sido concebida originalmente no pudo subsistir. Sin embargo en diciembre de 2001 se editó un número dieciseis que abandonó el formato revista para pasar a un estilo diario y abrir la mano a otras corrientes de pensamiento sacando a la música del eje central de la publicación. Ese ejemplar lo conseguí, aunque bastante deteriorado, en un quiosco de la Avenida Corrientes.-Para mí Esculpiendo o Escupiendo Milagros era el centro del universo musical. Allí conocí bandas geniales, compré de acuerdo a su recomendación discos fantásticos y me metí en caminos tortuosos de propuestas extremas. Es cierto que en ocasiones pecaba de intelectual y esnob presentando informes de rock de países recónditos pero ¡qué importa! Hoy sigue siendo material de consulta y reflejo del fanatismo por la música que no reconoce tiempos ni entornos.-
De más está decir que los dieciseis números publicados relucen orgullosos en mi biblioteca y son testigos de mis mejores recuerdos de coleccionista incurable. Que así sea y que así siga. Vaya este homenaje para todos los que hicieron este revistón.-
Tomás aporta un comentario muy interesante: hay un blog de Escupiendo Milagros (lo había visto pero se me escapó al hacer el post) por lo que vamos a informarlo: www.esculpiendo.blogspot.com










