Independiente – 2008.-
No sé si leí o me contaron que Gustavo Ceratti dijo alguna vez que un disco para ser trascendente debía o bien ser disruptivo en cuanto a lo novedoso en algún aspecto artístico o contar con un “clacisismo enorme” como el primero de Oasis. Más allá de los nombrados y los afectos u odios que despierten, la sentencia me parece interesante y digna de una Máxima de Mr. E. Y la tiro en la mesa en referencia al comentario de este EP de Hamacas al Río porque creo que les calza como guante de seda. Imposible es pensar que una banda como esta rompa con ninguna regla. Por lo tanto de ella solo hay que esperar “clacisismo”. Y es acá donde Hamacas elije bailar con la más fea. Sin posibilidades de refugiarse en instrumentaciones virtuosas, furia contagiosa o discursos revolucionarios explícitos (que en muchos casos son espejitos de colores o cohetes chinos, no estoy haciendo una reivindicación) la banda se ata por propia voluntad y desde hace dos discos a su majestad la melodía. Su música etérea, delicada y tenue debe buscar y encontrar la melodía perfecta. Y es desde acá donde Hamacas al Río construye su propuesta y sus oyentes la evaluamos. Todo lo demás que se pueda decir es casi accesorio. Hamacas al Río es melodía o no es. Es su éxtasis y su karma, su elixir y su hiel.
Todo esto es para decir que este EP de Hamacas al Río está cargado del “clacisismo enorme” de la frase inicial y que, en sus producciones anteriores, no estaba tan presente. Probablemente la banda haya alcanzado, hasta el momento, su máxima madurez compositiva. Esto le permite hacer una canción como la que da título al EP que es muy seria candidata a canción del año. Son solo tres composiciones pero de enorme calidad y “musicalidad” (término difícil de definir pero que me resulta muy gráfico). Ahora bien ¿cómo piensan seguir adelante estos chicos? ¿nos van a regalar otro EP de igual factura, cortito e intenso? ¿Podrán sostener un LP emocionante de principio a fin como ahora? Confieso que siempre me gustó el grupo, pero debo decir que los álbumes de Hamacas tienen cierto sabor agridulce a repetitivo (acá es donde pesa el “enorme clacisismo”) pero que en una entrega de pastillita como esta no se sintió ni por asomo.
Un trabajo imponente de melodías sutiles y abrumador buen gusto para los que disfrutamos de la música de melodías en la búsqueda de la perfección.
Interesante resulta la posibilidad de elegir entre cuatro tipos de arte distintos y completos. Imperdible. A descargar.
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