Pixies en concierto.
Luna Park - 6 de octubre de 2010.-
No sé si era en el 89 o en el 90. Internet era todavía un experiencia para excéntricos y el cd ya mostraba que había llegado para quedarse. Pixies era una banda que había que escuchar. Los suplementos de rock sacaban breves notas elogiando su iniciativa para hacer una música "de marcianos" como había titulado el Si! en una nota que guardé por aquellos años y que lamentablemente perdí. Una amiga de mi hermano viajaba a EEUU y le pedí varios cassettes (¡si cassettes!), entre ellos alguno de Pixies como para ver cómo venía la cosa. Trajo Doolittle en lujosa edición estadounidense que estaban a años luz de distancia de las cintas editadas en Argentina.-
Una tarde en mi casa me dispuse a arreglar un placar. Poner un estante, alguna tarea doméstica de improvisado carpintero. Llevé entre mis herramientas la más importante de todas: el reproductor y varios cassettes para amenizar mi tarea. Entre ellos Doolittle, claro. Lo puse con la expectativa de ver "qué era eso de Pixies". Los primeros acordes de Dibaser me atravesaron. Cuando la voz de Black Francis empezó a raspar mi cerebro dejé el martillo y los clavos y me senté en la cama. Mi vida musical empezó en ese preciso instante a tomar otro camino. Pixies abría puertas que nunca nadie antes había abierto. Nunca me había pasado eso con un disco. Nunca más, hasta ahora, me volvería a pasar. No sé si me pasará otra vez. El resto es lo mismo que seguramente le pasó a la mayoría de los que leen esto. Completar su discografía fue una necesidad y así Pixies entró en la pequeña galería de mis bandas preferidas por la puerta grande.-
El miércoles pasado tuve la oportunidad que esperé por veinte años. Pero esta vez estaba acompañado por mi hijo, el ahora Mr. S que ya es todo un hombre. Es lógico, vio a Pixies en vivo (lamentablemente mi hija Lady N no quiso ser de la partida. Ya se arrepentirá). Poco importa la lista de temas perfecta, la escenografía austera, el lleno total. Tres señores entrados en años y un ama de casa apenas simpática literalmente me arrancan la cabeza y me confirman que son la mejor banda que los yanquis nos han dado en su historia y que tienen la vigencia de sus mejores tiempos. Los cuatro salen al escenario a oscuras y yo, abrazo al pibe que se hizo fan igual que yo y me quiebro en lágrimas de satisfacción. Los estoy viendo... están ahí. Nunca pensé que me pasaría. No pude, por obvias razones obituarias, ver a The Beatles ni a The Clash. Pero vi a Pixies. Y ya me doy por hecho. Nunca más un concierto de rock será lo mismo para mí. Igual que aquella tarde hace dos décadas en las que el martillo y los clavos quedaron en el suelo junto con la ropa a la que ese estante frustrado estaba destinada y el rock empezó a ser diferente.-
3 comentarios:
WHERE IS MY MIND!!
TEMA INCREIBLE TE LOS PIXIES
genial el post Mr. E! para mí también fue un antes y un despues de escuchar pixies en los 90 y de ver este recital en el luna. No quiero escuchar más nada.
Mr E te juro que me emocione leyendote. Soy de los que escuche tambien a los pixies en el año 91/92 y todavia recuerdo esas breves notas en los suplementos especializados por las cuales comenzamos a interesarnos. Aun creo que si busco encuentro un nota en la Rock & Pop (revista) que me hizo llegar a ellos.
Nunca mas nada fue igual, cada uno llego a ellos de diferentes maneras (la mia fue a traves de un casette que me mandaron unos amigos de La Plata, bah nunca los conoci, pero estoy infinitamente agradecido), pero a nadie le paso inadvertido.
Y el otro miercoles estuve en el Luna. Y me empcione como un hijo de puta...
Un gran abrazo desde Bahia Blanca
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