"Destellos del futuro" - Pels.
Pontaco - 2018.-
En mi condición de no artista siempre me intrigó el recorrido que los músicos hacen en relación a sus procesos creativos. No creo que
Lee Ranaldo, por nombrar a alguno, haya iniciado sus estudios de guitarra y compuesto sus primeros esbozos de canciones pensando en afinaciones extravagantes o en acoples ruidoso como materia prima. Apuesto a que abordó la música desde una perspectiva simple que fue encontrando complejidad a medida que avanzaba y dejaba fluir su curiosidad y audacia. Para seguir en línea con el viejo Lee también me resultan excitantes sus retrocesos, la vuelta a las fuentes, la valoración de lo sencillo resignificado desde la visita al difícil campo de la, digamos, vanguardia. Un auténtico artista se mueve en base a sus sentimientos y emociones. Su arte es el producto de su interior y las variaciones de su vida lo influyen en sus creaciones. Claramente la música de
Pels es la expresión de los vaivenes de sus integrantes. Desde su debut aumentaron su nivel de volumen musical hasta llegar al voluptuoso "Gospels". Cómo hicieron ese recorrido debe ser tan fascinante como el que los llevó a concretar este "Destellos del futuro". La única diferencia, que no es poca cosa es que la banda desmantela su máquina de complejidad fantástica para armar otra, más simple y pequeña. Quien anticipe que de esta manera las cosas se reducen estaría cayendo en un error.
Pels rediseña su música sin perder su identidad y carácter. Mucho menos su alto grado de calidad melódica ni intensidad emocional. Todo un logro y, naturalmente, otro disco de gran vuelo y calidad.-
Arropadas por apenas una guitarra acústica y una suave percusión la voz de
Pels sigue sonando gigante y la banda mantiene la capacidad de conmover desde un costado menos adornado. Y es por eso que aplaudo. Como el viejo Lee pero en este otro lado del mundo hay quienes confían en sus instintos y en su estado emocional para hacer discos de gran porte. La continuidad de la obra es brillante aún cuando el cambio la signe. Y es que ahí está parte de su encanto. La misma calidad, el mismo nervio, nada más que un poco simplificado. Pero no menos esplendoroso.-