Datos personales
domingo, 31 de agosto de 2008
De otro palo, pero bien.
sábado, 30 de agosto de 2008
Rock que me deja con ganas.
miércoles, 27 de agosto de 2008
Perdiendo el Contacto.
lunes, 25 de agosto de 2008
Hombre Orquesta.
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viernes, 22 de agosto de 2008
Clase Turista.
Banda de Turistas – “Mágico Corazón Radiofónico”
Estamos Felices – 2008.-
Después que se acallaron los comentarios acerca de este disco, acerca de los que escribieron esos comentarios y acerca de lo que esos comentarios decían, llega Mr. E con el suyo, tranquilito y sin participar de la tormenta.-
Que son Los Gatos, que se nutren del Kraut-rock de Can, del beat de los sesenta y no se que otras cosas más. Me alcanza con decir que Banda de Turistas han construido un disco de primera línea y que son serios candidatos a quedarse con el premio.-
Estos chicos hacen canciones. Muy lindas canciones pop que van a deleitar tus oídos y van a emocionarte ¿se puede pedir algo más? Muy agradables guitarras lideran la estructura de las canciones cantadas con voces medio cansinas y con alguna inclusión de soniditos electrónicos para poner un poco de “componente moderno”. Por supuesto que tanto comentario no es en vano y algo de olorcito a naftalina hay, pero muy bien utilizado. “Vintage”, para ayudarse con un modismo cool.-
“Para nosotros es importante la palabra pop, pues encierra esa música dúctil, entendible, escuchable, agradable y accesible. Y eso, mezclado con la psicodelia, que es algo más etéreo, te lleva hacia una búsqueda en la que quizás encontrás algo novedoso.” (Nota al grupo en Los Inrockuptibles, Julio´08). Poco que agregar a una concepción tan clara como certera.-
Disco cristalino y brillante repleto de melodías y hits incansables. Un trabajo pleno de talento hecho por chicos de veinte años que no desprecian la historia del rock y que nos permiten seguir pensando en que el rock argentino, aún en las hemorroides del mundo, tiene mucho para dar.-
Re-flexiones
Este ejercicio al que no estaba habituado de comentar discos me ha otorgado algunas perspectivas nuevas en la evaluación de la música que escucho. Si bien siempre escuché y efectué un comentario interior y personal de todos los discos que pasaban por mis oídos debo decir que la decisión de armar este cirquito del premio me comprometió a ser un poco más “profesional” con lo que hacía. No piensen que me agrandé (no más de lo agrandado que es Mr. E por naturaleza) pero siento que se generó como una responsabilidad a partir de la aparición de los comentarios que hago. De hecho mucha gente me lo ha hecho saber y le otorga una alta importancia (a mi juicio excesiva) a mis palabras. En otros casos (por suerte muy pocos) algunos lectores han despreciado mis opiniones o los trabajos de algún artista citado. Nunca nos olvidemos en ningún caso que esto un juego y que el objetivo es pasarla bien y colaborar con los artistas del rock independiente. Sería posible que el Premio Mr. E existiese sin blog (no habría comentarios públicos, decidiría en absoluta soledad quién es el ganador y entregaría el efectivo en el más absoluto de los anonimatos) pero sería terriblemente aburrido y, ya que pongo unos mangos, creo merecer algo de protagonismo en este subdesarrollado proyecto construido también en la más militante independencia.
Y este comentario nació luego de algunas cosas movilizantes puntuales. La primera es la lectura de una nota en Página/12 en la que se entrevistaba a nuevos dramaturgos argentinos. En ella rescaté una opinión, aplicada al campo del teatro, muy adecuada también para el rock, a cargo de Germán Rodríguez: “–En los ’80 y ’90 existía la necesidad de romper con ciertas estructuras. Ahora ya no tenemos esa presión; existe una mayor apertura y de algún modo tenemos más permiso para el juego y el humor. Creo que esto derivó en la diversidad de propuestas que hay.”
“- No existe esa necesidad de enfrentamiento con generaciones pasadas, de decir: “Estamos haciendo otra cosa”. El esfuerzo está en sostener lo que uno quiere hacer desde un lugar auténtico.”
Esta idea me resultó reveladora. No es necesario hacer discos revolucionarios ni música que derribe barreras. El rock se muerde la cola (o las colas de sus innumerables vertientes) hace rato y lo que aparecen son relecturas o matices más o menos arriesgados pero valiosos desde su autenticidad y que llegan a emocionar a quienes escuchamos. Esos son los artistas que valen. El Mesías ya llegó (para algunos The Beatles, para otros Rolling Stones o Deep Purple, no sé) y seguir esperándolo no tiene demasiado sentido.
La segunda cosa que me motivó a rever este asunto es la variedad de comentarios del disco de Banda de Turistas aparecidas en revistas y sitios de Internet. El pico debe haber sido la catarata de comentarios de lectores en Global Art. Toda la chorrera de opiniones, calificaciones, descalificaciones, etiquetas y peleas parecen exageradas.
Por último todo esto me llevó a reflexionar acerca de mi propio comentario del disco de Indiana “Seguro contra terceros”. En él destaqué la indiscutible similitud con Radiohead con, debo reconocer, demasiada vehemencia. De esa manera perdí el horizonte del verdadero objetivo de una crítica que debería ser evaluar al artista por su trabajo. Y si bien su fuente de inspiración es parte de ese trabajo, no es la única parte. Hay que decir también en mi propia defensa que, si bien no explícitamente, el comentario rescata al disco como bueno. Pero convengamos que siempre es mejor ser bien clarito. Por lo tanto digo que EL DISCO DE INDIANA ES MUY BUENO a pesar de tener un innegable perfume Radiohead que todo lo inunda. Pero sigue resultándome frustrante que músicos capaces de hacer un muy buen disco como este no puedan redondear una propuesta más riesgosa o personal. Pero ¿por qué tiene que resultarme frustrante?
La conclusión de toda esta lata es que no hay nadie a quien enfrentar, ni vallas que saltar, ni muros que derribar. Hoy tenemos la posibilidad de disfrutar de los músicos que nos gusten y nos emocionen con su arte auténtico y sincero. Relajémonos. De The Beatles para acá todo ya se ha dicho, al rock lo mataron mil veces y nunca murió. Si hay similitudes, inspiraciones, infladas de la prensa o artistas que no nos gustan del todo, bueno, es parte del asunto. No lastimemos nosotros mismos una escena independiente que, de chiquita, entra en el garage de casa. Disfrutemos de lo que tenemos en lugar de llorar por lo que no tenemos. He dicho.-
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/10-10846-2008-08-07.html
sábado, 16 de agosto de 2008
Bonzos.
Shaman y Los Hombres en Llamas – “En el Mundo de Fuego”
Laptra – 2008.-
Shaman Herrera es un músico de la ciudad de Comodoro Rivadavia que reside y desarrolla su carrera artística en
Guiados por la personal voz del dueño del proyecto, con un registro bajo poco habitual en los campos del rock, Los Hombres en Llamas edifican un folk oscuro, denso, oprimente e inquietante. Música por momentos teatralmente expresiva que podría ser la banda de sonido de alguna película de rutas solitarias y personajes freaks. Música que no servirá para conquistar a las chicas fashion pero que, llena de matices y sabores, nos dejará más que satisfechos.
Con aires folklóricos ennegrecidos por la voz cavernosa de Shaman pero siempre adosando recursos que dan nuevos giros a las canciones (voces femeninas, vientos, coros agudos que contrastan con la voz líder) invitando al oyente a un viaje plagado de referencias a la soledad, los planetas y todo un halo místico muy acorde con el sonido de la banda.
Shaman y Los Hombres en Llamas han construido un muy buen álbum de canciones personales y de muy fuerte carácter con la segura convicción de hacer música desde adentro y sin querer subirse a ninguna referencia de moda ni adoptar posturas. Música para gente prendida fuego.
sábado, 9 de agosto de 2008
No tan confundidas.
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viernes, 1 de agosto de 2008
Máxima número 3.
Algunas compañías grabadoras, algunos músicos, algunas empresas de venta de música, algunos críticos y algunos periodistas han anunciado hace ya varios años la muerte del disco. Habría que ver de qué hablan cuando lo dicen. Un disco puede ser un cd, un vinilo, todo eso junto, un archivo de bits. En realidad un disco es un mal término argentinizado. Me gusta la idea anglo del “álbum”, es decir una colección acotada de elementos (en este caso canciones, pero podrían ser fotos o figuritas) con una contención física (la tapa, el sobre, la caja) y una contención conceptual unitaria (figuritas de fútbol, fotos de las vacaciones de invierno o canciones de un artista cualquiera). Defino entonces así el concepto de álbum (lo que siempre llamamos disco y cualquier nabo te dice ahora: “¡qué antiguo, dice disco! ¡se dice “ci di”! limitando la idea del disco al vinilo).
Distinto es el tema del soporte. El álbum puede ser, como ya dijimos, un cd, un vinilo, un cassette, un diskette, un pen drive o, por que no, un concierto en vivo (una especie de álbum único e irrepetible sin contención física). El soporte es el medio por el cual accederemos a las canciones y, en verdad, poco importa desde el punto de vista artístico. El álbum es el álbum más allá de dónde esté contenido y de la calidad del audio. De hecho hace unos años los álbumes se editaban en distintos formatos simultáneos (cd, vinilo y cinta en cassette) para que cada consumidor accediera al que más le gustaba o usaba.
Pero ese concepto de álbum como un puñado de canciones es el que no se ha perdido y no creo que se pierda a pesar de algunos experimentos aislados como tanteando en la oscuridad nuevas opciones de distribución comercial. Es cierto que las nuevas generaciones son más proclives a descomponer los álbumes en canciones unitarias y servirse solo de las que les gusta. ¡Pero eso ya se hacía antes con los cassettes de cinta! Los jovatos comprenderán lo que digo y recordarán que compilaban lo mejor de varios álbumes en un TDK de 60 minutos para ahorrar guita o para evitar escuchar canciones que no interesaban. ¡Siempre hubo y siempre habrá gente a la que no le interesa la música y elige solo las canciones que quiere para la banda de sonido de su vida gris!
Los artistas siguen pensando en grabar un disco, los periodistas comentan y critican discos, los fanáticos esperamos discos de nuestros artistas favoritos, las disquerías venden discos y todo sigue girando alrededor del disco (o mejor dicho del álbum). Esa idea, ese concepto, no se han perdido y siguen tan vivos como los pájaros. Hay nuevos comportamientos de los consumidores de música, nuevas tecnologías, nuevos posicionamientos comerciales de los protagonistas del negocio, nuevos problemas para los artistas pero si hay algo que no es nuevo es el concepto de álbum que, a mi juicio, sigue tan vigente como siempre.
Por lo tanto
“El disco como concepto no ha muerto y lejos está de morir.”
Y agrega: larga vida al disco (¡al álbum!) y olvidemos la discusión absurda del vinilo versus el cd.