Laptra - 2012.-
Interesantes noticias dejó la nota de contratapa del Si! de Clarín dedicada a Javi Punga de hace un par de viernes atrás. En primer lugar sorprende la pregunta del cronista: "¿No están un poco hartos del mote "sonido de La Plata"? ¿Es un cliché?". Probablemente sea el periodismo de rock el que alimenta el cliché y los músicos de la ciudad los que lo sufren. Otra novedad, al menos para mí, es que Javier Cereceda (el hombre por detrás del alias Javi Punga) se mudo a Azul y, finalmente, que Punga significa feliz en japonés, toda una definición que nos aleja del lado siniestro de la referencia al ladrón de dedos hábiles.-
Pero hablamos de Punga/Cerededa con motivo de la edición de su tercer disco, muy seguidito al segundo que salió el año pasado lo que aplaudo y festejo por calidad y cantidad. Como se verifica desde el título y la lengua stoniana Javi Punga y su banda ahora estable van a buscar sacudirnos a puro rock. Y lo bueno es que lo van a lograr. Subido ahora a un sonido guitarrero que fluye cremosamente, compacto y duro, con guiños a Dinosaur Jr. en su fraseo suave y libre de gritos, Javi Punga presenta su perfil rockero sin abandonar su bajo perfil, su simpleza ni su fundamento low-fi. Logran en esta propuesta un disco muy entretenido, potente sin ser furioso y divertido. Hay alguna balada, entusiasmo ramonero y energía bien dosificada. Con una banda que muestra su buen acople y parecen divertirse haciendo lo que hacen los platenses dan el volantazo hacia otra idea con resultados muy disfrutables. Las guitarras distorsionadas cobran un protagonismo central como es de esperarse en una propuesta de esta naturaleza. Punga es feliz en japonés, tan feliz como lo fue antes y como lo es ahora, rocanroleando.-
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